Automatic Moving Company (AMC) debe su nombre y rinde homenaje a la obra del artista francés Emile Cohl (1857-1938), integrante del movimiento antiartístico autodenominado “Les Arts Incoherénts”.

En el centro de esta nueva AMC se encuentra un antiguo reloj de control de personal programado para temporizar flujos eléctricos en ciclos de 24 horas. De este dispositivo de control surgen ocho tentáculos que transportan la energía suficiente para activar y desactivar cualquier mecanismo que a ella se acople.

A partir de precisas pautas de producción, diez artistas generaron diferentes obras. El tiempo, el movimiento, la evolución, los cambios cíclicos y la energía dieron origen a los diferentes procesos de creación de cada una de las obras. Algunas de estas obras podrán ser manipuladas mientras que otras están destinadas exclusivamente a la contemplación.

Los visitantes pueden interactuar con este monstruo artístico que activa y desactiva, con el transcurrir de las horas, todos los mecanismos expuestos.

AMC invita a los visitantes a acercarse al reloj central y registrar en una tarjeta de control de personal, al ingresar y al retirarse de la sala, cuánto de su tiempo han invertido en ser parte de esta experiencia colectiva de (re)creación artística.

Deutsche
















Automatic Moving Company (AMC)
Juan Rey, Argentinien 2009
mit Mariano Abal (Buenos Aires), Victoriano Alonso (Buenos Aires), Adriana Bustos (Córdoba), Gustavo Blázquez (Córdoba), Valeria Dalmon (Buenos Aires), Diego Dubatti (Buenos Aires), Mariano Sivak (Buenos Aires), Hernán Soriano (Buenos Aires)

“Automatic Moving Company“ (AMC) ist eine mobile Firma, die von Künstlern verschiedener Städte zusammen als Installation in Form eines gigantischen Apparates konstruiert wurde, dazu geschaffen, der Öffentlichkeit Vergnügen zu bereiten. Die Firma verdankt ihren Namen dem von ihr hochgeschätzten Werk des französischen Künstlers Emile Cohl (1857-1938), der Mitglied der anti-künstlerischen Bewegung “Les Arts Incoherénts” war. Im Mittelpunkt der AMC steht eine alte Stechuhr mit einem Timer, der den elektrischen Fluss im 24-Stunden-Rhythmus misst. Von diesem Kontrollsystem aus transportieren acht Tentakeln die notwendige Energie, um jeden Mechanismus, der damit verbunden ist, zu aktivieren oder zu deaktivieren. Die Besucher sind eingeladen, an die zentrale Stechuhr heranzutreten und sich auf einer Karte registrieren zu lassen. Wenn sie den Raum betreten oder verlassen wird die Zeitdauer, die sie in dieses gemeinsame Kunsterlebnis als Teil einer künstlerischen (Re-)Kreation investiert haben, gemessen